3 de mayo de 2011

Espera a ser adolescente.

Hoy te he llevado por primera vez al cole.
Diligente, erguido y orgulloso dirigiste tus pasos hacia la entrada, te parecía un día normal, un juego más. Mochillilla, chandal, zapatillas y un arsenal de pañales.
Con un beso a tu hermano enfilaste el pasillo, pero justo ahí te flaquearon la piernecillas. En brazos te dejé con tu nueva seño. Aluvión de  llantos, sollozos y un brazo como nunca antes habías estirado se agarraban a mi chaqueta. Finalmente un hasta luego Pedrito, fue lo último que escuchasteis hoy de mi.
Pienso que en ese mismo instante ha comenzado lo que se ha venido a llamará "lucha generacional" que no es otra cosa que la elegante forma de resumir una idea que aflora este día
- mi padre es un cabrón que me ha dejado aquí con esta panda de locas que no hacen más que decir: Pedrito, Pedrito. Que cosa más guapa y con esos ojazos. Pero no llores.
- que no llore, "z...." cuando el que dice que es mi padre me ha abandonado.

Cualquier padre en esta situación, hace lo que hacemos todos los padres, pensar que estamos haciendo lo mejor por nuestros hijos. Tienen que endurecerse. Hacerse hombres.

Lo que ocurre es que después llamas a tu padre, ya superada la lucha generacional y en el que tienes confianza ciega;  le pides que pregunte ya que trabaja prácticamente en el mismo centro, cómo sigues. Y él va y pregunta. Y da la casualidad que estabas sollozando. El corazón de abuelo hace aguas por doquier, habla con la seño y claro; si se lo quiere llevar lo prepara, lo peina, lo arregla y aunque me llama para comentarmelo - no lo va a dejara allí solito -, con las seños y veinte alumnillos mas hasta que llegue yo. Y cedo. Cedo en decrimento mío, cedo por cariño para que no sufrieras.
Pero claro, eso no lo vas a entender y el Abu, es Dios Salvador en ese momento y yo no voy a decir que sea el demonio pero un cabroncete, si que lo piensas.
Por eso te pido que para odiarme, espera a ser adolescente.
Besos