25 de octubre de 2007

A veces, sólo a veces...

Hace tiempo que no escribo, hace tiempo que no vivo…, bueno más bien, existo como ente que deambulas, inerte, sin fuerzas, dejándose llevar por el aire que sopla y que arrastra las hojas de otoño que dieron fresca sombra.
Es una sensación que ya conocía, algunos sabéis de que hablo. A veces duele, otras se te olvida. Iván Ferreiro en su canción Turedor de su último álbum Canciones para el tiempo y la distancia, dice: Es duro lo que llevo. Me encanta esa canción.
La respiración parece que nunca terminará de llenarte. Respiras, exhalas y vuelves a respirar.
Es ese vació que como una losa aprieta el pecho, justo ahí, en el centro. Y como pesa, como ahoga.
No llegas a comprender por qué. Pero entiendes que todo podría resolverse con un simple soplido.
Son esos días largos y cansados que nunca acaban y que temes que terminen, al esperar que el día siguiente pueda llegar a ser igual que el anterior.
Las circunstancias que te rodean son superfluas y tu, te embriagas de ese hormigueo que colapsa esa respiración entrecortada, y que a bocanadas tragas entre amargas palabras de estúpida consolación que te lanzas para poder seguir disimulando que realmente no pasa nada.
Todo te molesta, te vuelves irritable, y sólo quieres gritas ¡QUÉ ME DEJEN EN PAZ!
A veces, sólo a veces vivo igual que tú esas sensaciones, la garganta se seca y ni el agua más fresca calma esa sede. A veces igual que tú sufro y sonrío, y con amargo sabor las tristezas me trago. A veces sólo a veces me duele.
Son de esos días que abres la ventanilla de tu coche y esperas que el torbellino de aire arrastre de tu mente esas frías hojas de otoño. La mano al pecho, justo ahí, y aprietas deseando que se pase, mientras te estiras para coger otra bocanada de aire que te de el impulso suficiente para poder continuar.
A veces sólo, a veces recuerdo que esto también se pasa…