21 de febrero de 2011

Una vez más

Así es, una vez más me han demostrado la verdadera amistad, la importancia de permanecer firme en los valores personales, de ser consecuente a la rectitud de tus propios pensamientos.

Una muy querida amiga, de las de verdad, vuelve a demostrarme que son los hombres y mujeres libres de ataduras, de perjuicios y de reivindicativos egos internautas necesarios para su propia existencia, los que consiguen llegar a su destino de madurez creativa, personal y espiritual.

Las circunstancias, me decía. La falta de personalidad o quizás los miedos, las inseguridades (... ... ...) son los que te llevan a una búsqueda desesperada de un falso reconocimiento inmediato, que sí, te sacia la sed momentánea pero te dejan aún más reseca la garganta, sedienta y  polvorienta, sin que nada consiga saciar tu imperiosa necesidad de ego.
Vacío, olvidado, ... es el propio tiempo el que sitúa a las personas en su lugar.
La exigencia de la rectitud, la importancia del buen hacer, de la humildad, de la colaboración abnegada, esos son los valores que te llevan a progresar en la vida, y a evolucionar como persona. Esas son las cosas que dejan huella y te hacen diferente.
Por eso, hoy solo puedo decir, gracias nuevamente por ser amiga, bastón, calma  y buena compañera.